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Durante
toda mi vida he tenido diferentes empleos, nunca me he dedicado a una sola
cosa. Inicialmente en la adolescencia, mas o menos a los trece años empecé de
fotógrafo en el estudio de mi papá, y ahí mismo aprendí mucho de electricidad
pues a cada rato tenía que “arreglar” equipos. Al mismo tiempo en la secundaria
estudié mecánica automotriz como carrera técnica y con los compañeros del barrio le
hacíamos a loco con carros de amigos y familiares. Una vez con mi amigo y vecino "el Chato" me tocó cocer y pelar caracol, terminé con las manos destrozadas pero con un billete de veinte dólares. En la preparatoria en San
Diego trabajé en North Park Produce, un supermercado étnico, primero embolsando
el mandado y mas tarde de cajero. También me tocó acomodar frutas y verduras y
descargar los camiones. En esa época hacía ilustraciones para artículos de una
pagina web, misma que murió junto con miles cuando acabó la era punto com. En
la universidad me desempeñé en una variedad de oficios, desde personal básico
en Bed Bath & Beyond de Chula Vista, lava trastes y eventualmente asistente
de cocinero en un restaurante Japonés en mi breve estancia en Seattle, cocinero
y cajero en El Indio Taco Shop, un restaurante Mexicano muy antiguo en la India
Street de San Diego, cocinero en Rubios Taco Shop de Rancho Peñasquiros, Barista en diferentes cafés por toda la ciudad, desde Barrio
Logan hasta Poway, servicio al cliente en Barnes & Noble en Carmel Mountain,
donde aproveché al máximo los descuentos en libros, diseñador gráfico en
Kaloyan Binational Broadcasting Group. Videografo, editor, fotógrafo,
ilustrador, diseñador grafico en x1fm.com, una compañía de radio por internet
con mucho potencial, generábamos mucho contenido y estaba muy adelantada esa
compañía a su época, ambos en National City. Por el momento no recuerdo en que
otros lugares más llegué a trabajar en aquellos años.
En Peñasco
trabajé de diseñador “freelance” mientras la economía crecía a pasos
agigantados, en esos años me di algunos lujos y despilfarraba hasta lo que no;
pero cuando se fue la gente de fuera los locales no quisieron pagar por esos
servicios que las imprentas prestaban de manera gratuita. Estuve un tiempo de
productor y todólogo en un canal de televisión por cable, pero con la recesión
económica la transmisora se vio forzada a cerrar. Hice mi diplomado en Bienes
Raíces pero el boom inmobiliario se extinguió y se fue de pique hundiendo a
millones en deuda/bancarrota/indigentismo/etc justo en ese año. Empecé mi
trabajo en El Pinacate como educador ambiental específicamente en el área de
comunicación, mas tarde fui el coordinador del museo y centro de visitantes, el
edificio gubernamental de mayores dimensiones que funcionaba de manera
autosustentable en energía eléctrica, funcionaba con una red hibrida de paneles
solares y un generador eólico; después pasé a ser el encargado de relaciones
internacionales y estuve a cargo de gestionar obras y proyectos con parques y
reservas de E.U. como también formar un fuerte lazo con la comunidad indígena
de la región, como los Tohono, Akimel y Hia’C-ed O’odham, ; nunca había
aprendido tanto en un trabajo, viajé, conocí a los gurús de la geología,
biología, historia, antropología, del desierto Sonorense.
Al mismo tiempo
me asocié con un amigo que conocí en un taller de cine y abrimos un estudio de
fotografía. La verdad nos fue muy bien, compramos mucho equipo y por un tiempo
estuvimos muy solicitados, crisis personales de cada quien nos hizo variarle a
la entrega, a la dedicación y poco a poco la sociedad se disolvió. Por lo que
me dice le va muy bien por su cuenta. Yo con hijos y otros proyectos en puerta
se me hacía muy difícil.
Después de
siete años me pareció buena idea renunciar al Pinacate, tenía en mente abrir
una sandwichería, con jugos verdes, y una que otra ensalada, que abriera muy
temprano para los que tenían que salir de la ciudad o trabajar antes del
horario de oficina. Me tomó un buen tiempo formular primero en mi mente las
recetas, las combinaciones tenían que ser perfectas. Por fin el local y el menú
estuvo listo. Se abrió y fue un éxito. A los pocos meses me descuidé, no estuve
presente, no me administré y abrieron seis lugares casi iguales en el pueblo
que ofrecían productos muy similares. Ya no eran las mismas ganancias y era la
misma friega, la misma responsabilidad, y el mismo tiempo que pasaba lejos de
mi familia. Decidí cortar unos gastos (luz, renta, teléfono, recolección de basura)
y se hizo una versión Food Truck.
Al mismo
tiempo había empezado con otro Food Truck de mariscos, pero no eran mariscos
como los otros doce pickups, eran recetas muy distintas, con salsas muy
distintas, y por lo tanto con sabores muy distintos. Empezó muy bien, pero los
costos de la materia prima era muy elevada y subían cada mes. Después descubrí
que la mayoría de esos pickups de mariscos que andan en Peñasco tienen sus
propias pangas y tratos directos con los barcos (o con pescadores que no
reportan todo a sus patrones).
Otra cosa
que descubrí fue que el reducir el espacio, también me reducía clientes, no
había mercado para llevar, para pasar a recoger. Me seguía quitando mucho
tiempo, me seguía generando mucha responsabilidad, pues todos los empleados
estaban registrados y contaban con todas las prestaciones de ley. Eran más
permisos, regulaciones de otros tipos, sindicatos, mafia, grilla; una mañana
hasta fui escoltado a la estación de policía y
amenazado con ser encarcelado.
Una madrugada
de problemas familiares decidí cerrar todo. Di todo de baja, o por lo menos eso
le dije al contador que hiciera (meses mas tarde un aviso de una multa por
treinta y dos mil pesos después me indicó que no había sido así). Decidí rentar
los troques, que cada quien haga lo que quiera con ellos, si van a hacer las
cosas bien ante la ley pues bien, y si no pues también. Y así fue; ahora soy arrendador
y me dejo de cosas.
Empecé a
trabajar en rentas de condominios esa primavera y gran parte del verano. Estuve
en el front desk de Bella Sirena Luxury Resorts en el Sandy Beach y en ventas
de una clínica de regeneración celular y tratamientos alternativos para
padecimientos autoinmunes. Trabajando ahí me di cuenta que nuevamente había
mucho interés por comprar condominios, y por bienes raíces en general. Al final
de ese mismo verano tomé la decisión de lanzarme al mundo incierto de la compra
y ventas de bienes inmuebles. Actualicé mi diplomado con AMPI (Asociación Mexicana
de Profesionales Inmobiliarios) y obtuve de nuevo mi licencia como agente de
ventas. Así es como llegué a United Country Real Estate México Advisors. Sigo
haciendo trabajos de freelance de diseño gráfico y otras cosas artísticas de
vez en cuando.
Tengo algunas anecdotes que contar de cada uno de esos trabajos; cuando iba a tomar videos y fotos a las quinceañeras; de cuando arreglábamos charangas en el centro; de una amiga vietnamita que hice en North Park que me enseño a usar los palillos chinos (entre otras cosas); de las fiestas que ocurrían en los pasillos ocultos de Bed Bath & Beyond; de una musa japonesa darks/gótica en Seattle; de una cajera gordita muy bonita de El Indio Taco Shop que me pidió matrimonio para hacerse residente; de como se prepara todo en Rubios (que no debí haber descubierto nunca); cuando llegaba a las cinco de la mañana directo de Tijuana a trabajar a los cafés todavía en estado de ebriedad; de una española en Barnes & Nobles que me invitaba a experimentar prácticas eróticas por la puerta trasera; de una secretaria preciosa, comprometida, pero que me seguía el rollo en Kaloyan Group; de conciertos y borracheras con grupos indies en x1fm; maldiciones pápagas por la descripción de ceremonias sagradas de las fiestas de San Francisco; calendarios electrónicos que me hicieron fallar a grabar un video en una boda, y muchas cosas más.
Tengo algunas anecdotes que contar de cada uno de esos trabajos; cuando iba a tomar videos y fotos a las quinceañeras; de cuando arreglábamos charangas en el centro; de una amiga vietnamita que hice en North Park que me enseño a usar los palillos chinos (entre otras cosas); de las fiestas que ocurrían en los pasillos ocultos de Bed Bath & Beyond; de una musa japonesa darks/gótica en Seattle; de una cajera gordita muy bonita de El Indio Taco Shop que me pidió matrimonio para hacerse residente; de como se prepara todo en Rubios (que no debí haber descubierto nunca); cuando llegaba a las cinco de la mañana directo de Tijuana a trabajar a los cafés todavía en estado de ebriedad; de una española en Barnes & Nobles que me invitaba a experimentar prácticas eróticas por la puerta trasera; de una secretaria preciosa, comprometida, pero que me seguía el rollo en Kaloyan Group; de conciertos y borracheras con grupos indies en x1fm; maldiciones pápagas por la descripción de ceremonias sagradas de las fiestas de San Francisco; calendarios electrónicos que me hicieron fallar a grabar un video en una boda, y muchas cosas más.
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