Carta de despedida a mis hijos
Melquiades, Catalina y Hector,
No existe nada en este mundo que ame más, como los
amo a ustedes. Por mucho.
Yo se que aún no logran comprender lo que es el amor
de un padre hacia un hijo, yo no lo supe hasta que nacieron ustedes, y fue en
ese momento cuando comprendí muchas cosas sobre mis papás.
Quiero pedirles una disculpa si no fui el padre
perfecto que ustedes se merecían. Una disculpa por esas veces que no les puse
la atención que ustedes demandaban de distintas maneras. Por que no les pude
proveer lo material que les hubiera gustado tener, por ser muy estricto con
ustedes. Perdónenme por no pasar el mayor tiempo juntos posible. Por los
problemas en el hogar, con su madre que los ama tantísimo, nuestras diferencias
no tuvieron nunca nada que ver con ustedes.
Espero que esta carta no sea una despedida, y que
nunca se la tenga nadie que leer o imprimir para que la lean. Pero les voy a
contar algo; existe una gran posibilidad de que no esté con ustedes por mucho
tiempo.
Vivimos en un país regido por la corrupción, la
impunidad, la violencia e inseguridad. Decidí redactarles este escrito por que
ya he recibido un par de amenazas, solamente por no quedarme callado. Por decir
"Basta" y "No estoy de acuerdo" y es que... ¿De que sirve
vivir (si se le puede decir así) siempre con miedo, en una rutina de cobardía,
sometidos? ...eso no es vivir, no es justo.
Ahora que lo pienso me da pavor fallecer, dejarlos
solos, ya los extraño y se me llenan los ojos de lágrimas solo por imaginarme
esa ausencia. (en este momento Melquiades tienes 8 años, Catalina 4 y tu Hectorcito
tienes 2 años apenas). Yo quiero estar ahí, en sus graduaciones, en todas sus distintas
etapas, con sus parejas, empleos, con sus hijos (mis nietos), quiero estar
presente en sus tiempos difíciles para poder apoyarlos como mis padres lo
hicieron conmigo siempre; y es por eso mismo que no quiero vivir ni que ustedes
vivan como esclavos de la mafia, de un gobierno depravado y sin escrúpulos, y
de un sistema político manipulado por unos cuantos enfermos de poder.
No es justo residir de esa manera, y es que aquí
estamos en esta tierra que tanto amamos, este gran desierto, este hermoso mar.
De aquí son nuestros ancestros, pescadores, mercaderes, artesanos de muchos
oficios, hombres y mujeres de trabajo, esfuerzo y sacrificio. Los valores que
dejaron no van con lo que actualmente vemos en las calles.
Se que es complicado, y no logro expresar la
impotencia que siento, posiblemente nunca me entiendan. Solo espero que me
perdonen, y que sepan que vale la pena luchar por los seres que mas ama uno,
vale la pena sacrificarse, estoy seguro que muchos padres de familia piensan
igual que yo. Quiero ofrecerles un mundo digno, vale la pena morir en el
intento.
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