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Amor Infeccioso

A Rubén nunca le gustaron las gringas, claro que había sus excepciones, aquellas chicas que parecían modelos de victoria's secret, delgadas, güeritas, ojos claros, y buenas curvas. Pero en el condado de Poway donde Ruben estudiaba el colegio casi no había ninguna de ese tipo. Todas o casi todas parecían venir de un linaje whitetrashtrailerparkero tipo sureño. Ruben era de los escasos mexicanos o latinos de ese pueblo que iban a la universidad, los otros pocos eran cholos y no hablaban español, solo sabían decir vato y chalupa entre otras palabras derivadas de Taco Bell.
En una clase de literatura con la señorita Mersak conoció a Adriana, era medio hippie, no usaba casi maquillaje, un poco de sombra negra alrededor de los ojos y a veces un poco de brillo en los labios. Era rubia, delgada, estatura mediana, no tenia grandes pechos pero compensaba con una delgada cinturita que coronaba unas hermosas nalgas, redondas y saltadas.
Rubén sintió instantaneamente que la amaba, de repente sintió su pecho oprimido y dificultad para respirar, solo se tranquilizaba durante la clase de literatura, cuando la tenía cerca. Durante las otras clases solamente pensaba en ella, en sus nalgas, en sus labios brillosos, en su cintura, en sus ojos claros con sombra negra. La seguía a distancia, necesitaba saber más de ella, con quien se juntaba, si tenía novio, y por que era tan diferente a las demás.
Se aprendió la ruta, las horas de entrada y salida de todas sus clases de toda la semana. La siguió sin que ella se diera cuenta y en Literatura buscaba la manera de sentarse siempre cerca de ella. Pasaron las semanas.
La señorita Mersak quien tendría como cincuenta años pero aparentaba de treinta y se comportaba como de veinte, era blanca con cabello negro y largo, usaba pantalones de vestir muy ajustados que le apretaban sus grandes muslos y blusas que dejaban ver sus pechos, se le notaba su dedicación al gimnasio, sus brazos eran delgados pero bien marcados los tríceps y bíceps, lo único malo es que se le saltaban las venas. Le encantaba la literatura, se le notaba que no estaba ahí como muchos otros maestros solo por el miserable cheque, las letras y el contexto/subtexto/texto eran su pasión.
Un lunes decidió poner un examen sorpresa.  Rubén no estaba nervioso, ya había perdido el interés en todo menos en Adriana. Adriana quien estaba sentada frente a el se dio la vuelta y le sonrió. Por primera vez hicieron contacto directo a los ojos. Rubén sintió mariposas y en lugar de sonreír se puso pálido y salió corriendo al baño; vomitó el egg mcmuffin con salsa tapatío y el mccafé con leche del clavel de unas horas antes.
Cuando regresó ya había empezado el examen, todo el salón estaba en silencio, en su pupitre estaban las tres hojas engrapadas con todas las preguntas y sus opciones múltiples esperando ser contestadas correctamente. Ruben nunca estudiaba, con poner atención en clase le era suficiente para sacar un 100 o un A+, pero desde que apareció Adriana en su vida sus calificaciones se habían visto afectadas drásticamente. Mientras la señorita Mersak aleccionaba a la clase sobre el arco, el giro y el climax en cuentos modernos Ruben solo pensaba en otro tipo de climax. Como pudo terminó el examen.
Ruben estaba con la mirada fija en el cuello de Adriana, se imaginaba que lo recorría con sus labios, en eso se voltea, lo ve a los ojos.
-¿Estas bien? - le pregunta Adriana.
-¿Hablas español? - le responde sorprendido después de un par de segundos con la boca abierta.
-Mi papa es de Peru.
-Orale que bien, yo soy de Mexico, y me llamo Ruben.
-Si ya se, y yo soy Adriana.
Ninguno de los dos supo como, pero se volvieron inseparables. Se buscaban para platicar a la hora del lonche, ella lo buscaba y le hacia señas con la cabeza de entre la multitud para que se acercara. Se acompañaban de clase a clase, se quedaban hasta tarde en la biblioteca supuestamente estudiando, hasta que un día Ruben no aguantó mas y decidió invitarla a cenar, creía que el momento era el indicado. Adriana, dudosa, aceptó, titubeo un sí muy entre dientes. Ruben se dio cuenta de su reacción pero la ilusión era mayor y estaba decidido a conquistarla. Se dio cuenta de que posiblemente había sido muy pronto o que el confundió amistad con otra cosa, aunque él estaba seguro de lo que sentía en su pecho.
Rubén trabajaba en un restaurante mexicano, se llamaba El Juanito Taco Shop, y había descubierto en su hora de lonche un restaurantito de mariscos pero tipo gringo, con atún, dorados, pez vela, salmon y lenguados asados, en forma de filetes, tacos, sandwiches, ensaladas, o a granel como mercado para que lleves y prepares al gusto en tu casa, tenían ostiones, callos y almejas entre otros moluscos, camarones en todas sus presentaciones y lo mas importante para acompañar todo la cerveza artesanal y local de barril. Se llamaba Clear Water y estaba cerca de su trabajo, como a dos cuadras.
Ruben pasó por Adriana en su 1995 Geo Metro de tres colores distintos, le daba un poco de pena, pero se le quitó cuando vio que Adriana vivía en una vivienda de apoyo gubernamental, grafiteada y con adolescentes negros vendiendo cristal en las escaleras de la entrada. Adriana salió con mucha prisa y cerrando la puerta de un gran golpe, se veía algo perturbada, molesta. Ruben no dijo nada, él tenia planes de entrar y conocer a los padres, en otra ocasión - pensó.
Era obvio que la pasaron bien, los dos bromeaban y reían a cada instante, cenaron, se tomaron dos o tres pale ales y salieron a caminar a un parque que quedaba ahí cerca. Ruben pensaba en agarrarle la mano, pero no lo hizo, en lugar de eso le preguntó el motivo de su actitud cuando salió de su casa. Adriana de pronto se detuvo, se tapó la cara con las dos manos y solo le dijo que ahorita no quería hablar de eso. Ruben aprovechó para abrazarla y sin decirle nada brindarlealgo de confort. Adriana le dio las gracias y recargó su mejilla en el hombro de Ruben. Cuando la fue a dejar Ruben abrió la puerta para acompañarla hasta su apartamento, pero Adriana lo detuvo en seco, "No hace fata" - le dijo. Entonces Ruben saco de la guantera un sobre pequeño y blanco y se lo dio "Cuando estés sola en tu cuarto lo abres y lo lees y mañana me dices que opinas". Adriana se bajó y Ruben la siguió con la mirada hasta que se atravesó a los "dealers" y entró al edificio.
[inconcluso]



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