No, no se siente que algo encima de ti te aplasta, es una pesadez que viene de adentro. Algo diminuto y apenas perceptible como un átomo empieza a crecer en tu pecho, va expandiéndose lentamente y de manera radial por todo tu cuerpo, simultáneamente el peso se va haciendo mayor mientras se extiende, hasta que ya no puedes moverte cuando llega a las puntas de tus dedos. Nada te aplasta hundiéndote en el colchón, no son los músculos o ninguna terminación nerviosa que falla, eres tú que se ha transformado en plomo y se ha sumergido por completo en una densa y oscura confusión. Permaneces con los ojos abiertos, a veces cerrados pero despierto, tanto que puedes ver a través de tus párpados. Incontables pensamientos se generan, se estrellan, revientan, y recuerdas otros más del día anterior, y del día anterior a ese, hace que el tiempo se desdibuje, obligándote a perderte en el. No se sabe si llevas segundos así o si son horas. De la nada se levanta el hechizo, como una luz que se enciende al instante al presionar un interruptor. Ya puedes sentarte en la orilla de tu cama, atolondrado abres el cajón del buró y sacas el frasco de Alprazolam.
Estoy en un bar medio rudo en el lado este del centro de San Diego, estoy aquí por trabajo, vine a grabar un video de una nueva aplicación móvil que vamos a promover y quise que en el mapa saliera el estadio de Los Padres. La app te ayuda a encontrar estacionamiento, te muestra las tarifas, y puedes extender tu estadía desde tu celular sin tener que salir a poner monedas. Tenía que esperar a que se agotara el tiempo del parquímetro para grabar los siguientes pasos y opciones. Por suerte vi un letrero que decía brewery como a dos cuadras de donde me estacioné y fijé mi trayecto. En el camino una docena de homeless acampando en las banquetas (si se le puede llamar acampar), algunos inconscientes bajo el achicharrante sol de medio día, abrazando una transparente bolsa de Walmart con pocas pertenencias, papeles, fotos, calzones; lo más importante. El bar se llama Knotty Barrel, en la esquina de la calle Market y Novena avenida. Es un bar como miles de bares, oscuro, sucio, una barra larga...
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